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Isabel Mera trabajando en su taller de costura.
Isabel Mera: «El gran problema que tiene la costura es la competencia desleal»

Isabel Mera: «El gran problema que tiene la costura es la competencia desleal»

La modista artesana miajadeña acaba de adquirir el sello de calidad 'Artesanía de Extremadura'

Jairo Pino Mendoza

Sábado, 25 de junio 2016, 11:35

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Artesanía de Extremadura. Este distintivo facilitado por la Junta de Extremadura, teniendo en cuenta una serie de estrictos criterios, llevará ahora toda la ropa confeccionada por la modista artesana Isabel Mera (Miajadas, 1960). La miajadeña comenzó a adentrarse en el mundillo con tan solo 13 años, cuando comenzó sus estudios en una escuela profesional de Corte y Confección, y ya a los 17 años obtuvo el Título de Profesora. En 1977 abrió por primera vez su taller y su academia. Lleva más de 40 años en el mundo de la costura y su trabajo se ve ahora reconocido con esta acreditación.

Es ahora, en esta fecha, cuando Isabel Mera no para de trabajar en su taller de costura. La cosa no queda ahí, ya que a Mera le encanta crear páginas webs. A pesar de tener ya una, está trabajando en la creación de su segunda, mucho más elaborada.

- ¿Cómo fueron sus inicios?

- Tenía 13 años, cuando salí del colegio. Yo empecé porque me gustaba la costura, porque había visto que mi madre cosía y lo hacía para ella. A mí me encantaba la costura. Me puse a coser y a partir del año o incluso antes, ya me di cuenta de que lo que yo quería era dedicarme a ello.

- ¿Quién le fue enseñando fue su madre?

- Yo veía a mi madre coser. Y ella me decía: «Hilvana esto» o «Pasa hilos». Pero principalmente aprendí en una academia. También aprendí un poco de forma autodidacta.

- ¿Cómo hace para llevar más de 40 años en la costura?

- Porque esto es una profesión que engancha cada día más. Es como una droga. Yo ahora que he estado estos días sin coser estaba al revés y notaba que me faltaba algo.

- ¿Han sufrido la crisis en el mundo de la costura?

- No, en la costura no. A mí personalmente no me ha faltado nunca costura. Sí te digo que hubo un parón, no parón total, pero falta de querer aprender la costura. La gente ya y la juventud no quería. En la academia sí hubo más parón, pero en la costura a mí nunca me ha faltado.

- ¿Notan la competencia de las grandes multinacionales?

- No porque aquí la clienta que viene es porque o bien le gusta hacerse la ropa, porque yo tengo clientas desde que empecé. Son personas que tienen una talla normal, pero que les gusta hacerse su ropa a su medida. Y luego está la típica persona que tiene, por ejemplo, dos tallas más de arriba que de abajo. Todo lo que se compra lo tiene que adaptar. La que viene a la modista lo hace mayormente porque le gusta que le cosan y hacerse las prendas a su medida.

- ¿Cuál es el perfil de su clienta?

- Antes era mayormente gente rellenita, que no encontraba su talla. Pero ahora no, es mucha gente joven, sobre todo para vestidos de fiesta, de novia y largos. Se fijan en las grandes firmas vestidos que valen 700 u 800 euros. Claro, ¿quién se gasta para una boda, a lo mejor de una amiga, ese dinero? Entonces lo que hacen es que se compran la tela, se van a la modista y les sale muchísimo más barato.

- ¿Cuál es su producto estrella?

- No, lo que más me gusta y lo que más me apasiona son los trajes de las cofradías. Es mi pasión. Será que soy cofrade desde hace muchos años que yo los días que hago lo de las cofradías disfruto. Luego por lo demás no, me da igual. Yo, por ejemplo, en las tallas no encasillo a nadie. Yo cuando entra una clienta por mi puerta yo miro la silueta y la forma pero no la encasillo en una talla. Porque ese rol que hay de que las tallas grandes no las encuentran Yo la semana pasada hice aquí un traje de una chica con un tipazo para una boda y es dificilísimo coserle. Yo ya porque le tengo cogido el cuerpo, pero estos roles de tallas pequeñitas o grandes no existen. Hay personas que pueden tener una talla muy pequeñita y se les cose fatal. Y hay personas con tallas grandes que las encajas a la primera. No me gusta encasillar ni talla pequeña, ni grande. Cada persona es un mundo.

- ¿Los trajes de cofradías se los encargan a título individual?

- Sí. Este año como novedad he hecho los capirotes. Hice una pequeña prueba por probar. Ha sido un exitazo. Yo no sé los que habré hecho, he perdido ya la cuenta.

- ¿Por qué le gustan hacer estos trajes cofrades?

- Es que llevo muchos años de cofrade y me encanta la Semana Santa. De hecho, ya hace años hice las sendas de los dos Cristos, del Cristo Amarrado a la Columna y del Cristo de la Misericordia. Esos los corté yo y tuve ayuda a la hora de confeccionarlos.

- ¿Qué significa para usted que todas sus prendas lleven a partir de ahora, además de su etiqueta, la de Artesanía de Extremadura?

- Es un sello de calidad. Para mí es algo que me han reconocido los técnicos de la Junta de Extremadura que han venido a ver mis trabajos. Me han dado eso porque han visto los remates y la calidad que tengo a la hora de confeccionar la prenda. De entrada, llevar esa etiqueta quiere decir que eres artesana de Extremadura. Y aparte de eso es un sello de calidad. Te garantiza que la prenda que estás adquiriendo ha pasado sus controles y que lleva un sello de calidad.

- ¿Eso lo solicita o se ponen en contacto con usted?

- No, yo solicité ser modista artesana. Marina Fuella de Acomic (Asociación de Comerciantes de Miajadas y Comarca) me impulsó y lo eché. La verdad es que con los técnicos muy bien, ya que no me pusieron pegas de ningún tipo. Y luego solicité lo de Artesanía de Extremadura. Lo solicité como siempre con el miedo de que no me lo dieran. Pero vinieron los técnicos, se fueron encantados y me lo han concedido.

- ¿Cómo funciona el sello de calidad?

- Ellos te exigen la placa en la puerta y las etiquetas, todo facilitado por ellos. Todavía no las estoy poniendo porque me tienen que mandar la información con las medidas estrictas que ellos dicen. Ellos mandan el manual de identidad visual y yo tengo que seguir a la letra eso.

- ¿Cómo funciona la academia?

- La academia tiene dos turnos de dos horas diarias (mañana y tarde). Ahora ya nada más que quedo tarde por la piscina, la limpieza, etcétera. Son cursos y no necesariamente las alumnas empiezan en septiembre. No todas hacen lo mismo. Hacen cuatro cositas en papel y luego ya pasan a tela. Hacen una faldita, que es lo más básico, para que yo ve el manejo que tienen y que se vayan soltando. Y luego ya cada una hace lo que quiere.

- ¿Cuántas alumnas tiene ahora?

- Ocho o diez, dos horas diarias de lunes a jueves. Aprenden de manera individual, se hacen las prendas que ellas quieren y pagan por venir.

- ¿Qué tipo de alumnos tiene en ella?

- Tengo desde una niña de 11 años hasta señoras de setenta y pico. Son públicos muy distintos. Con la niña de 11 años da gusto porque tiene tanta pasión por la costura La veo reflejada en mí cuando yo era jovencina. La veo con una ilusión y con unas ganas de aprender. Ella rconoce que quiere diseñar y ser modista. Y luego tengo a otra señora que ha pasado una depresión de caballo. Vino a decirme que quería aprender porque lo estaba pasando fatal. Aquí somos una piña y la hemos animado muchísimo. Tiene un nietecillo y le hace la ropa con mucha ilusión.

- ¿Hacéis la cena de Navidad?

- Sí, esa es sagrada. Yo las considero mi familia. Hay muy buen rollo. Nos tomamos nuestra cafelito y dulces algunas tardes. Y ahora tenemos una cena informal de fin de curso a finales de junio. La cosa es estar un ratito juntas.

- ¿Cómo la trata, en general, su pueblo, Miajadas?

- Bien. Yo no me puedo quejar. Lo mismo te voy a decir que tengo clientas de fuera. Todo lo que entregué la semana pasada fue para una boda de Pizarro. Tengo clientas hasta de Miravete y de Madrid que vienen expresamente a que les haga la ropa. Y eso para mí es un orgullo. Muchas me han conocido a través de internet. No se sabe realmente la repercusión que tiene internet, que es mucho. Yo tengo dos clientas de Madrid que me vieron a través de la página web.

- ¿Se ha planteado vender a través de Internet?

- No, porque esto es a medida. Mi idea es hacer una colección que sería el culmen a mi carrera. Yo iba a ir a la Fiesta de la Artesanía y quería llevar una colección de mis clientas, de vestidos que he hecho. En un principio no quería llevar nada porque no tenía colección. Pero los de Artesanía me dijeron: «Isabel es que te tienes que dar a conocer y tú tienes muchos trabajos hechos. Aunque sean de tus clientas te los pueden dejar». Y mis clientas me los han dejado encantadas.

- ¿Cómo se presenta su futuro próximo?

- Es un trabajo muy bonito, pero son muchas horas. El problema que tenemos aquí en este pueblo, e imagino que en muchos pueblos será igual, es que no se aprecia el trabajo que lleva una prenda. Está muy poco valorada la costura. Lo peor que tenemos la gente que estamos cara al público es la competencia desleal. Yo no puedo cobrar por un vestido. como hay gente aquí, 30 euros, porque yo tengo que pagar una Seguridad Social y un IVA. La gente cose en su casa y no declara nada. Ese es el gran problema que tiene la costura. Yo, si Dios quiere, seguiré cosiendo hasta que el cuerpo aguante.

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