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Manuel José Rodríguez Corrales y el gerente, Emiliano Vicente Pañero.
Manuel J. Rodríguez: «Si es preciso por la sequía, que se reduzca la superficie de cultivo»

Manuel J. Rodríguez: «Si es preciso por la sequía, que se reduzca la superficie de cultivo»

El presidente de la cooperativa miajadeña, creada en el año 1965, repasa en esta entrevista la situación del campo

Jairo Pino Mendoza

Miércoles, 24 de enero 2018, 13:04

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La cooperativa San Isidro de Miajadas fue la impulsora de la creación de Acorex hace 32 años revolucionando el mapa agroalimentario regional. También fue su principal cooperativa, tanto en número de socios como en facturación. En la actualidad, la sociedad agrícola miajadeña, con unos 450 socios aproximados, afronta un período de estabilidad después de todos los vaivenes derivados por la crisis de Acorex. Su presidente, Manuel José Rodríguez Corrales, mantiene un encuentro con este diario para repasar toda la actualidad que gira en torno a la sociedad cooperativa.

- ¿Cuándo se crea la cooperativa San Isidro?

- Se crea en el año 1965. El deseo y la necesidad de intentar concentrar la oferta y la demanda era lo que nos incitaba, además de reorganizar las materias primas en el lugar como higos, olivos, cereales. Fue interesante la puesta en común que hizo gente que fue arriesgada con los medios y con la preparación que había entonces.

- ¿Cómo afectó la crisis de Acorex a la cooperativa?

- De una forma bastante significativa. No te puedes ni imaginar. Nosotros éramos la primera cooperativa de Acorex por volumen de importancia, tanto económica como social; por volumen de socios, y por la diversificación de actividad que teníamos.

A parte de todos los problemas internos que nos acarreó, eso nos supuso un problema económico en el sentido de que los impagos de Acorex hacia nuestra cooperativa ascendieron a 1.800.000 euros aproximadamente. Nosotros de esa cantidad tan solo hemos podido recuperar el 5% que era lo que se estableció en la quita. Acorex no nos pagó a la cooperativa, pero nosotros a nuestros socios sí que les hemos pagado.

Lo hemos llevado bastante bien y, sobre todo, con la participación de los socios que han creído en la necesidad de seguir apostando. Yo creo que el equipo de dirección de la entidad también hemos hecho modestamente lo que nos ha correspondido. Esto es una cuestión colectiva. Es meritorio que hayamos llegado donde hemos llegado.

- ¿Cómo repercutió la venta de la fábrica Tomix a Conesa?

- Fue doloroso. Una industria que se hizo con mucha ilusión, esfuerzo y sacrificio. Desgraciadamente tuvimos que abordar su venta porque, entre otras cosas, no estábamos entonces en disposición de haber hecho una ampliación de capital o un saneamiento financiero. Muchas veces es mejor cortarse un dedo que no cortarse un brazo.

- ¿Considera que Santa Amalia ha arrebatado el sobrenombre de capital europea del tomate a Miajadas?

- Santa Amalia es distinto, ya no solo desde el punto de vista industrial. Se trata de un pueblo con explotaciones más homogéneas y muy dedicadas al tomate en exclusiva. De hecho, la cooperativa de Santa Amalia, Amalia Sajonia, o la otra cooperativa, han perdido mucho fuelle en lo que es el cultivo del maíz y del arroz. Esto lo que les ha hecho que estén en esa situación.

Santa Amalia antes o después a lo mejor puede tener fecha de caducidad en el sentido de que las tierras se vienen sobresaturando de un monocultivo que es el tomate. La diferencia aquí es que está más diversificado. Al final, no deja de ser un riesgo centrarse en una actividad exclusivamente. El cultivo del tomate es una actividad que se ha ido profesionalizando mucho durante los últimos años. Y ahora nos encontramos con que en Santa Amalia hay agricultores que tienen tal volumen de implicación y sobre todo de inversiones que se ven obligados a seguir en el tomate. En Miajadas hay gente así, pero menos.

- ¿Cómo describirían la campaña que acaba de terminar?

- Yo creo que ha sido una campaña bastante satisfactoria. Sí que hay que decir que los cultivos sin los fondos comunitarios de la PAC no podrían ser sostenibles. En arroz somos los únicos que hemos vendido en Extremadura algo de arroz tipo largo. Hemos vendido en niveles superiores al año pasado. La mayor parte de nuestra producción está comprometida con Extremeña de Arroces, pero lo que tenemos fuera de ese compromiso lo hemos conseguido rentabilizar con la industria portuguesa. Somos modestos con el mercado del arroz, pero no es el primer año que tenemos que abrir mercado con todo lo que ello significa. El girasol ha bajado también de precio y nos movemos en niveles de hace 25 años.

- ¿Cómo se presenta la que está a punto de comenzar?

- La campaña se presenta con incertidumbre por la situación de disponibilidad de agua. El día 31 tenemos asamblea general y vamos a contar con la presencia de personas relevantes dentro de la Confederación Hidrográfica del Guadiana y de la Comunidad de Regantes del Canal de Orellana para que nos informen.

Si la campaña no se puede realizar al 100% tendrá que haber alguna reducción pero que se desarrolle con normalidad y que todos los ciclos vegetativos del cultivo lleguen a su final. Lo que no puede ser que los agricultores inicien una campaña de riego y puedan verse limitados en el tiempo como ha sucedido en algunas zonas de León. Si es necesario reducir que se reduzca superficie. Y luego cada uno que riegue lo que más le interese.

Parece que la Confederación va a dar una dotación, pero después cuando se acabe qué sucede. Lo que no podemos llegar al 5 de agosto y que se acabe el agua. Lo interesante es decir que vamos a hacer un planteamiento de coordinación.

Por otro lado, llevamos cuatro años iniciando la campaña de financiación para los socios. Estamos dando esa tranquilidad de que no tengan que pagar los insumos hasta el 30 de octubre. Iniciamos con el tema de riego e introdujimos productos fitosanitarios, semillas y abonos sólidos y líquidos. Todos los socios pueden aplazar sus pagos hasta el 30 de octubre con motivo de la buena financiación que tenemos. La banca está en una situación constructiva y nosotros ofrecemos unos balances satisfactorios. Es todo una cadena.

Seguimos apostando también por lo que significan ahora mismo los anticipos de cosecha que hacemos hace tres o cuatro años. Empezamos con un 50%, después un 60% y ahora llevamos un 75% dos campañas. Se pagan el 8 y 23 de cada mes. Si alguien cosecha tomates el 20 de julio, por ejemplo, para la Feria de Miajadas ya ha cobrado el 75%. Eso es darle estabilidad y continuidad a la gente para otros tipos de gasto como tributos, mano de obras y los gastos de una familia. Nuestra filosofía es seguir inyectando liquidez en los agricultores y en las explotaciones.

Precios

- ¿Cuáles cree que son los principales problemas que afectan al sector?

- El tema de los precios es un telón de Aquiles. Ahora hemos hecho 25 años desde que la PAC comenzó a desarrollarse. Si no hay un complemento a rentas que venga motivado por la PAC, aquí se dejaría de cultivar en líneas generales en la mayoría de las explotaciones porque la evolución de los costes no es esa. El tema de precios de liquidación está en un valle permanente y siempre a la baja.

- ¿Qué objetivos de futuro tiene la cooperativa San Isidro?

- Nuestro principal objetivo es consolidarnos, que no es poco. Ya estamos viviendo una cierta paz. Afortunadamente, estamos en la normalidad y en la cotidianeidad. Estamos estables y satisfechos, y hemos devuelto la confianza a os socios. Seguimos generando empleo, apostando por la modernización de las cosas y, en definitiva, lo que nos urge es seguir en la misma tesitura en la que estamos: manteniendo la confianza en bancos, proveedores y clientes, y que ellos la mantengan en nosotros. También intentaremos seguir manteniendo la prestación de servicios a socios aquí en las instalaciones y fuera, en sus tierras.

- ¿Confía en el futuro del sector agrícola de la comarca?

- La comarca lo que tiene es agricultura y, si tiene agricultura, tiene industrias agroalimentarias. Son dos cosas que van unidas. Si hay agricultura es porque hay a su vez elementos que posibiliten transformar ese cultivo.

El futuro de Extremadura va a ir relacionado con el futuro de la industria. Si hablan ahora de una planta de remolacha es porque se supone que tiene que haber remolacha plantada en el campo porque si no, no va a haber azúcar. En nuestro caso, tenemos paz social y tenemos la confianza de los socios, los proveedores y los clientes. Tenemos que tener también gente que nos vaya sucediendo y hacer las cosas lo mejor posible dentro de los contratiempos que vayan sucediendo.

Hay que tener también un buen principio básico de buena administración y tener el personal que únicamente se necesite. Tengo que reseñar que nadie del Consejo Rector de nuestra cooperativa tiene retribución ni compensación económica. Además, tenemos una relación de normalidad con las administraciones públicas y con los partidos políticos. No somos correas de transmisión de nadie.

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