Una de las industrias más modernas de transformación de tomate se queda con el personal mínimo para seguir sobreviviendo en espera de comprador. Tomcoex, situada en Miajadas, una de las empresas participadas por el grupo Acorex, está en concurso de acreedores y acaba de ejecutar el ERE de extinción pactado para rebajar una plantilla que, en épocas altas de campaña, rondaba los 80 trabajadores, aunque en la práctica nunca llegó a coger velocidad de crucero. Ahora se queda con 36 empleados, con una cartera de clientes mínima y con todavía producción para sacar al mercado, aunque se reclama que cuando antes se resuelva el concurso y la fábrica pueda contar con un nuevo dueño.
Tomcoex se puede considerar como una de las joyas de la corona del grupo cooperativo Acorex, su socio mayoritario tras la quiebra de un socio catalán y la salida de Sofiex, y su puesta en marcha llegó para dar una segunda transformación al tomate y sus derivados. Pero nunca llegó a producir más allá de la mitad de lo previsto. Ahora, como ocurre con Acorex, está en manos de administradores concursales.
La tomatera arrancó en agosto de 2009 y lo hizo con 20 millones de euros de inversión y tres socios: la catalana Codytsa (40% de su capital), Acorex (20%) y Sofiex (39%). Se levantó para producir alrededor de 100 millones de kilos de productos terminados de tomate en forma de tarro, lata, cristal y brick -de los que el 65% sería triturado y el 35 % restante tomate frito-, y para dar trabajo a cien personas.
En septiembre de 2010, Codysta entró en concurso de acreedores. Sofiex anunció que se iba y poco después aterrizó en Carcesa, la que se podía considerar como competidora. En 2011, Acorex asumió en solitario seguir con Tomcoex. La deriva del grupo cooperativo, cuya empresa matriz, Acorex SCL, apunta hacia la liquidación, ha arrastrado también a la tomatera.
Empresa y plantilla pactaron un ERE extintivo. Se presentó a comienzos de septiembre. De los 51 trabajadores con los que contaba Tomcoex estaban previsto que salieran 13. Al final han salido 15 (13 bajo el ERE, uno por finalización de contrato y otro voluntariamente). De los que ha salido, 11 son trabajadores del departamento de producción, 2 de laboratorios y otros 2 de administración. Se quedan 36. «Es la plantilla mínima para que siga funcionando. El problema de Tomcoex no es de compra sino de cartera de clientes, que se ha ido perdiendo paulatinamente, entre ellos los de las grandes superficies», sentencia Francisco Rodríguez, secretario de la Federación del sector Agroalimentario de CC OO en Extremadura.
Tomcoex, subraya Rodríguez, tiene producto para transformar, aunque se trata del que adquirió en la campaña de 2014, no en la del año pasado, en la que «no compró apenas nada» debido al estallido de la gran crisis de Acorex. El dirigente sindical resalta el esfuerzo de los trabajadores por «seguir manteniendo lo que es una fábrica moderna y de segunda transformación del tomate y que debe seguir funcionando porque como pare luego será más difícil retomar la actividad».
En este sentido, asume que el proceso del concurso de acreedores debería terminar en el menor plazo de tiempo posible y, al igual que ha pasado con la industria cárnica Acosierra, que ha encontrado dueño tras ir judicialmente a liquidación, Tomcoex debe encontrar nuevo dueño «porque es una empresa muy atractiva, con unas grandes instalaciones y mucho futuro».
Se da la circunstancia de que Acorex vendió en 2014 su participación en la otra fábrica tomatera que tenía. Se trata de Tomix, una fábrica-cooperativa puesta en marcha en 2004 por la propia Acorex y por la cooperativa San Isidro de Miajadas (a su vez integrada en Acorex aunque tiene aprobada la baja). Ambas sociedades acordaron vender a la empresa Conesa, la gran industria tomatera de la región.
Años atrás, la dirección de Acorex también sondeó, tras la salida de Codytsa y Sofiex, la posibilidad de nuevos socios industriales en Tomcoex o incluso la venta de sus acciones. No cuajaron ninguna de las dos opciones.