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Restaurante 'La Perla' en su época de máximo esplendor.
Lugares identitarios de Miajadas disfrazados de tristeza

Lugares identitarios de Miajadas disfrazados de tristeza

«Creo que a los consistorios municipales les ha faltado algo de sensibilidad para actuar en la zona de La Perla»

antonio gutierro calvo

Domingo, 14 de octubre 2018, 11:55

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La educación sentimental de las gentes de mi generación, y supongo que más adelante también, se generó en ese espacio físico que va desde el Cine Otero a La Perla. Los dos, como ejemplos de un tiempo pasado que no vuelve, están en auténtico abandono como si de trastos viejos -arrojados al baúl de los recuerdos- se tratase. Era el espacio para ver y dejarse ver, el lugar de encuentro para unos y para otros. ¡Cuántos escarceos inocentes, cuántos jugueteos, cuántas parejas de miajadeños/as se habrán fraguado en esos espacios! Los dos edificios siguen estando de pie, donde siempre, como testigos ciegos de un mundo que a buen seguro no entienden. Me imagino que ambos se preguntarán: ¿Por qué nos han abandonado? ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué nadie se acuerda de nosotros? ¿A nadie le importamos?

En ese espacio estaba Casablanca, bastantes casas de ricos -hoy me da que semi o abandonadas del todo-, el hospitalillo cada vez más desaliñado, la empresa de autobuses Fernández (cuántas lágrimas y cuántos besos se habrán compartido allí durante tanto tiempo), el parque de enfrente (transformado) en donde tantas veces jugamos al fútbol y en donde se hacía la Feria de Agosto, la cruz del cruce de la carretera de Escurial (sigue en su sitio) lugar de encuentro de parejitas y, por fin, al final, la Perla en sus tiempos de pleno esplendor y punto de reunión de tantas gentes.

Por las razones que fuere ese espacio urbano se ha venido abajo. De ser la zona más chachi del pueblo ha pasado a ser una zona olvidada, poco pateada por la gente, con muchos locales vacíos. Lo más sorprendente, además, es que es la calle más ancha de todo el pueblo. En contraposición, lo que hoy es la zona deportiva, luce con todo su esplendor. Del campito de tierra en donde jugábamos de chavales y de la Laguna Nueva en donde nos duchábamos, ha pasado a ser un conjunto de instalaciones deportivas maravillosas.

Creo que a los consistorios municipales les ha faltado algo de sensibilidad para actuar en esta zona. No han sabido, no han querido o no han podido ver lo que esa zona ha representado para toda una generación. La memoria tiene un valor nada despreciable, es un bien intangible de una comunidad. Ese espacio ha de convertirse en una de las señas de identidad de Miajadas. ¡Animo a ello!

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