Fábrica Nestlé en Miajadas HOY

Análisis: Industrias y empleo

Sociedad ·

En una tierra en la que un tercio es terreno agrícola y otro tercio dehesa, suele haber reticencia para dar espacio a actividades industriales o lúdicas que generen empleo

ANTONIO GUTIERRO CALVO

Martes, 3 de marzo 2020, 11:30

Nadie paga nada por tener el aire más limpio de Europa o por ser un museo viviente de épocas pasadas. Es lo que suele decir un miajadeño de pro, estudioso en la materia y con un amor hacia su tierra extremeña fuera de toda duda. Pienso lo mismo. En una tierra como la extremeña en la que, aproximadamente, un tercio del territorio es terreno agrícola, otro tercio dehesa, estando el otro tercio restante protegido por alguna figura u otra, resulta que cada vez que se produce alguna iniciativa en la que se quiere dar a ese espacio alguna otra actividad, bien industrial o lúdica, se produce la consiguiente protesta. Hoy es la dichosa mina de litio a explotar en las cercanías de la capital cacereña, ayer fue la Isla de Valdecañas en El Gordo y anteriormente alguna otra pretendida actuación que se me pierde en la memoria y que no es preciso recordar porque cualquiera puede tenerla presente.

Con mis propios ojos y oídos he visto, en mi última visita, como un grupo de chicos y chicas jóvenes, megáfono en ristre y con la consabida pancarta, en una plaza céntrica de la ciudad de Badajoz, pregonaban a quien quisiera prestarles atención su oposición a las granjas de cerdos y a su posterior matanza. Tal cual, en plena capital pacense.

Será que uno lleva casi sesenta años viviendo en una zona completamente industrializada y está acostumbrado a ver que las chimeneas fabriles vomitan un cierto humo y por eso me llama más la atención ese oponerse a ciertas actividades que proporcionan tanto empleo y, en consecuencia, una dignidad económica en el vivir.

Bien es cierto que en otros tiempos muchas de esas industrias eran altamente contaminantes, pero, hoy en día, la cosa ha mejorado muchísimo porque la normativa dictada al efecto no permite cosas que en otros tiempos sí lo estaban.

No dudo de que la gente que se opone a la instalación de esas actividades económicas en una zona en la que desgraciadamente no sobran iniciativas que puedan ofrecer puestos de trabajo, tengan sus razones, pero la verdad es que la cosa, mirada desde la distancia, extraña un poco por no decir bastante.

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En fin, que cada cual tome sus decisiones y apechugue con sus consecuencias. Yo, la verdad, es que lo tengo bastante claro.

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