

hoy miajadas
Viernes, 20 de mayo 2022, 10:09
La portada de la edición del Diario HOY del 19 de diciembre del año 1974 estaba ocupada, en el 40% de la misma, por esta historia: «Dos curas de Miajadas multados con 5 duros». Le acompañaban la foto de los protagonistas, Agustín Cornejo y Enrique Gómez, y otra de la gente que se concentró en la puerta del Juzgado de Paz para seguir el juicio.
En el interior del diario, la página 22 estaba dedicada íntegramente al caso. No era para mennos. Condenar a dos curas era noticia de primera.
El periodista Domingo Tomás Navarro hizo una crónica del suceso tan buena como el suceso mismo y contó cómo a Agustín Cornejo y a Enrique Gómez el juez de paz de Miajadas, Pedro Ruiz García, les condenó a pagar cinco duros de multa por una falta contra el orden público tipificada en el artículo 570 del Código Penal.
Los hechos por los que fueron condenados son los siguientes: en los años 70, los estudiantes de Miajadas tenían que desplazarse a Don Benito por no disponer de un centro educativo local. El caso es que sí había en Miajadas un colegio, el por entonces llamado Nuestra Señora de Covadonga, pero estaba cerrado, inexplicablemente. El Estado lo había comprado; lo había preparado para su apertura, invirtiendo 12 millones de pesetas de la época; esas obras de acondicionamiento habían terminado hacía mucho tiempo, pero era octubre de 1974 y los escolares miajadeños seguían teniendo que desplazarse diariamente a Don Benito porque su colegio permanecía cerrado.
Esta situación producía el lógico malestar, hasta el punto que se produjeron concentraciones de jóvenes en las inmediaciones del Covadonga. Una de ellas se produjo el 31 de octubre. Sobre las 11 de la mañana de ese día, Emilio Barrio Gómez, el guarda del centro, vio cómo «dos jóvenes de unos treinta años» se habían colado en el centro por una ventana que tenía el cristal roto. Los quiso echar pero los jóvenes, «que fumaban tranquilamente», dijeron que no se iban. El guarda se presentó en el cuartel de la Guardia Civil y los denunció ante el comandante de puesto, Máximo Teomiro Galán.
Aquellos «dos jóvenes que fumaban tranquilamente» resultaron ser los dos curas de Miajadas, que estuvieron encerrados en el colegio hasta las 6 de la tarde del día siguiente, en que les convenció que depusieran su actitud don Pelayo, el vicario capitular de la diócesis de Plasencia.
Menos de dos meses después, 1l 18 de diciembre, se celebró el juicio por aquellos hechos. Y según contó Domingo Tomás Navarro, en la sala de vistas del Juzgado de Paz había apenas el juez, los reos, dos periodistas y los sacerdotes Alfredo Calles y Juan Cifuentes, que fueron allí para proteger con su presencia a los que se iba a juzgar. Ni siquiera se presentó el denunciante.
La animación estaba fuera. Un nutrido grupo de estudiantes se apretujaba a las puertas del juzgado. Sus voces no dejaron de sonar en la sala de vistas. Sus voces que eran un solo grito: «¡Covadonga, Covadonga, Covadonga!»
Los reos, oída la sentencia, la acataron. Los diez duros que tuvieron que pagar Agustín Cornejo y Enrique Gómez -más las costas del juicio- salieron de una colecta espontánea entre los colegiales miajadeños como acto de simbólica solidaridad. El cronista de HOY señala con cierto aire zumbón: «Contribuyeron a la colecta incluso los estudiantes de Primaria, muchos de los cuales han roto sus huchas, y corre el rumor de que casi todos los jóvenes de la localidad andan pidiendo anticipos familiares a cuenta de la asignación dominical».
Esta historia acabó bien, aunque en las últimas semanas se ha echado encima un triste final. Acabó bien porque los dos curas fueron reconocidos por todos. En 2018, la Corporación Municipal les rindió homenaje por sus 50 años siendo un referente social para el pueblo, y no solo por su encierro de 1974.
El triste final acaeció el 1 de este mes. Ese día murió, tras una larga enfermedad, Agustín Cornejo, a quien los escolares miajadeños deben en parte no tener que ir a estudiar a Don Benito.
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