Borrar
Mapa de zonas de riesgo de radón en España RN
Daniel Solís, un miajadeño formado en los peligros del gas radón

Daniel Solís, un miajadeño formado en los peligros del gas radón

Sociedad ·

Trabaja con una empresa sueca especializada en detectores de este gas que nace de la tierra, donde Extremadura representa uno de los puntos calientes, y que es el segundo causante del cáncer de pulmón

Jueves, 30 de enero 2020, 22:53

Daniel Solís es un miajadeño que, por iniciativa personal, decidió formarse en los peligros del gas radón y, sobre todo, cómo detectarlo para así poder combatirlo.

El radón es un gas natural, poco conocido en España, que tiene propiedades radiactivas, ya que procede del uranio. Cuando el radón se desintegra, emite una radiación electromagnética capaz de ionizar, es decir, de modificar las características de los átomos en los que impacta. De este modo, al entrar en contacto con las células del cuerpo humano, puede alterar las moléculas del ADN, causando mutaciones genéticas, cáncer o muerte celular.

La Organización Mundial de la Salud tiene muy presente las consecuencias de este gas, ya que, según sus propias estimaciones, alrededor de 2.000 casos de cáncer de pulmón en España se pueden atribuir directamente a la presencia de gas radón en viviendas y centros de trabajo. «El primer causante de cáncer de pulmón en el mundo es el tabaco, el segundo, lejos de lo que la gente puede creer, es el gas radón. Éste se acumula en el organismo y acaba dañando a las células, tarda años en dar la cara, como sucede con otras enfermedades», explica Daniel.

El miajadeño colabora con la empresa sueca 'Radonova Laboratories' para acercar la realidad del radón a la localidad miajadeña y alrededores, así como a todo aquel que desee concienciarse sobre este tema y profundizar en ello: «Se suele acumular en plantas bajas y en sótanos, sube por grietas, fisuras, movimientos de estructuras, tuberías, desagües… y, si se acumula en una habitación durante muchos años puede provocar problemas de salud». Y detalla el tipo de viviendas más propensas: «Las casas muy antiguas, al tener las ventanas peor selladas, tienen menos peligro, del mismo modo que las nuevas, que están mejor aisladas tanto en el suelo como en las paredes. Las casas rehabilitadas, al contrario, tienen más probabilidades, ya que están menos aisladas del suelo por el tipo de cimentación y estructura y, al estar rehabilitada, las ventanas y las paredes son aislantes, por lo que el gas se queda dentro».

El Plan de vivienda de España ha registrado el radón como un factor a tener en cuenta en las construcciones, y obliga a tomar medidas antes y durante. Por su parte, el Plan de riesgos laborales también lo recoge, obligando a las empresas a que los trabajadores puedan acceder a los datos de los niveles que en ellas se registran.

Daniel confiesa que su preocupación personal fue la que le impulsó a formarse en este sector: «Yo vivo en una casa rehabilitada y, cuando descubrí el impacto del radón, quise ahondar más en ello. Para conocer la presencia de este gas existen detectores que consisten en una cápsula certificada, no tóxica, que puede ser de medición rápida, que realiza el estudio en 8 o 10 días, o de tiempo medio, que estudia el ambiente durante 2-3 meses o un año, y tiene un precio medio de unos 60 euros. Esta cápsula se deja en la habitación, se recoge transcurrido el tiempo establecido y se envía a la empresa en Suecia, un país donde están muy concienciados. Allí analizan la cápsula, buscan picos grandes, que son los que muestran la presencia del gas, y envían el informe al cliente».

Detectores de gas radón RN

El último informe de la OMS establece que una exposición prolongada al radón puede tener un efecto nocivo para la salud a partir de 100 bequerelios, su unidad de medida en honor a su descubridor, el físico francés Henri Becquerel, y recomienda utilizar este nivel como referencia. En España, la normativa no es tan restrictiva, como aclara Daniel: «Se puede aceptar casi 200 por metro cúbico, de ahí para arriba ya da problemas». Actualmente, la Instrucción IS-33, sobre criterios radiológicos para la protección frente a la exposición a la radiación natural, fija para los lugares de trabajo los niveles de referencia siguientes: de 0 a 600 Bq/m³ no es necesario control, a partir de 600 Bq/m³ se debe aplicar un nivel bajo de control, y a partir de 1000 Bq/m³ se debe aplicar un nivel alto de control.

Un problema importante es que algunas personas consideran éste un problema de menor importancia si no residen en una zona de riesgo. Sin embargo, los estudios demuestran que este gas reside en todas partes, en mayor o menor medida, la cuestión es qué cantidad de gas hay acumulado en cada zona.

«Aquí en Miajadas, y en Extremadura, hay muy poca conciencia, y es una de las zonas de mayor riesgo», afirma el miajadeño, a lo que añade: «Me he formado para poder asesorar a los clientes y resolverles cualquier duda. Tras el estudio de presencia del gas, en caso de existir el problema, la solución consistiría en reubicarlo, echarlo hacia arriba. En casas nuevas, esta solución consistiría en aplicar una capa impermeable en el subsuelo, mientras que en casas antiguas habría que tapar grietas, fisuras o, en casos muy extremos, colocar un sistema de ventilación continua, que arranca cada cierto tiempo para evitar la condensación en zonas de la casa». Este sistema es incluso obligatorio en determinados puntos de algunos países, como Francia.

Estados Unidos o Suecia están muy concienciados con la problemática del gas radón, que puede incluso encontrarse en los materiales de construcción, por lo que utilizan la madera como principal elemento de las casas, ya que es la materia menos radiactiva. Hoy en día casi todos los países europeos cuentan con un mapa de gas radón, donde se reflejan las principales zonas de riesgo. El Consejo de Seguridad Nuclear de España basa el mapa de presencia de este gas en criterios geológicos, principal factor de medida aunque no el único, ya que es difícil tener en cuenta otros parámetros como la calidad de las construcciones, la porosidad del suelo, el clima, las variantes de cada localidad,… El mapa de radón de nuestro país registra mayor presencia en el oeste de la península, Galicia, Castilla y León, Extremadura y Andalucía. Mientras que concretamente en Extremadura, la zona más afectada es la Vera, se ubica en los lugares donde el subsuelo es de granito.

«Es un tema para tomárselo en serio», declara Daniel: «Ese gas siempre ha sido nocivo y al ser natural nunca se va a acabar. La mayor inversión que hacemos es en nuestra casa, y lo que menos queremos es tener algo nocivo dentro de ella. Hoy en día nos preocupamos más de tener buenos electrodomésticos que de saber lo que hay tras las paredes o bajo el suelo».

Este vecino de Miajadas tiene la esperanza de que se vaya tomando conciencia: «La cuestión es el desconocimiento, a medida que la gente vaya conociendo, se irá concienciando e irá poniendo medidas».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy Daniel Solís, un miajadeño formado en los peligros del gas radón