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Partido de madres contra hijas disputado en la feria del baloncesto de la pasada Navidad CBM
El recién creado equipo de baloncesto femenino senior tiene ganas de comenzar

El recién creado equipo de baloncesto femenino senior tiene ganas de comenzar

Baloncesto ·

Unas madres que llegan para demostrar que no sólo pueden caldear las gradas, sino también la cancha

Domingo, 13 de septiembre 2020, 16:07

El club de baloncesto de Miajadas anunció hace unas tres semanas la creación de un equipo de baloncesto femenino senior, y sus jugadoras ya tienen ganas de comenzar.

Un equipo formado ya en las gradas mientras veían jugar a sus hijos e hijas. Y donde se cocinó a fuego lento, como los buenos platos, una idea que al final se ha convertido en realidad. Unas madres que llegan para demostrar que no sólo pueden caldear las gradas, sino también la cancha.

Montaña Ventura, de Campo Lugar, y Aguasanta Vera, de Vivares, cuentan que el día de la Feria de Baloncesto de la pasada Navidad decidieron comentar la idea en el club, sin esperar la gran acogida que tuvo. La situación propiciada poco después por la Covid-19 hizo que todo quedara en el aire, pero lo que tampoco esperaban es que el coordinador del club, Abderrazak Chaoui, lo tuviera bien guardado en el tintero y les comunicara hace unas semanas que había hecho llegar el proyecto a Federación y éstos habían dado el visto bueno.

Y así, estas dos jugadoras volverán a la cancha unos 23 años después de haber dejado el baloncesto, mejor dicho, después de haber pensado que dejaban el baloncesto. Porque lo que no sabían es que se les presentaría una oportunidad como ésta.

Montaña jugó durante unos siete años en Navas del Madroño, su localidad de origen: «Éramos un equipo femenino, pero al final me quedé yo sola jugando con los chicos, y me daba igual. Recuerdo esa temporada como la más feliz de mi vida, porque mi deporte siempre ha sido el baloncesto».

Amor por el baloncesto

Las jugadoras ya han demostrado en más de una ocación lo competitivas que pueden llegar a ser CBM

Un amor que ha inculcado a sus hijos desde pequeños. Su hijo de 11 años siempre ha sentido predilección por el fútbol, pero su madre reconoce que le convenció para jugar también al baloncesto porque a ella le gustaba, y eso le abrió una puerta para descubrir que se puede amar más de un deporte al mismo tiempo. «Es un deporte minoritario al que juegan poquitos niños, al contrario que el fútbol, desde el primer día es imprescindible y cuentan con él para todos los partidos, y eso me encanta. Cuando le veo jugar se me remueven los sentimientos de los años en los que yo jugaba», cuenta Montaña. Por eso, ya ha apuntado a su hija de 7 años como nueva incorporación al club.

Aguasanta, que forma parte de la directiva desde hace dos años, jugó cuando era una niña durante cuatro o cinco años en Barcelona, su ciudad de origen. Al igual que Montaña, tiene a sus hijas en el club de baloncesto miajadeño, una en categoría infantil y otra en benjamín: «Las niñas ya lo echan de menos, necesitan volver, guardando siempre las medidas, por supuesto. Pero han vuelto al cole, están dando ejemplo de que están más concienciados que nadie, y necesitan volver poco a poco a su rutina».

Recuerda que el día que propusieron la idea y jugaron el partido de madres contra hijas, todos querían ser el entrenador del equipo cuando se formara, algo que indica que vieron buena materia prima: «Bueno, a lo mejor cuando nos vean entrenar dicen que se niegan y se van», bromea.

Toma de contacto

El club es como una familia, y las madres de los niños también han hecho piña en las gradas CBM

El competir a nivel regional les echa un poco para atrás, tanto por la falta de práctica como a la hora de compaginarlo con los partidos de los hijos. En principio este año les va a servir como una toma de contacto: entrenarán, cogerán experiencia y jugarán algunos partidos amistosos. Será un año de rodaje, siempre y cuando la situación les permita ponerse en marcha, y ya el año que viene se plantearán incorporarse a la competición, porque ganas, hay.

Aguasanta espera poder empezar pronto, porque ellas también se echan de menos unas a otras, ya que las madres habían hecho un buen grupo: «Estamos muy a gusto como madres, y yo creo que vamos a estar a gusto como jugadoras».

Aunque de las once integrantes del equipo sólo hay tres que tienen experiencia en el baloncesto, no hay duda de que ganas no les faltan. Ahora sólo queda esperar a que les concedan una franja horaria para poder empezar a entrenar y demostrar lo que valen.

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