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Desde la distancia: «Al cabo de 60 años me pregunto cómo comenzó a edificarse la imponente iglesia de Santiago»

Desde la distancia: «Al cabo de 60 años me pregunto cómo comenzó a edificarse la imponente iglesia de Santiago»

OPINIÓN ·

Su presencia, la rotundidad de su enorme e imponente mole fueron testigo de muchas comuniones y confirmaciones

ANTONIO GUTIERRO CALVO

Lunes, 11 de noviembre 2024, 02:17

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Allá por el año del Señor en 1348 se inició la construcción de nuestra iglesia de Santiago, mucho más grande que la de Belén, donde me bautizaron. Ésta siempre me pareció más a la medida del ser humano, recogida y coqueta, además de que don Alfredo hacía misas más cortas que don Juan.

Su presencia, la rotundidad de su enorme e imponente mole, es algo que siempre ha estado muy presente en mi adolescencia, ya saben, esa etapa de pantalones cortos, sabañones en las orejas, represas, carámbanos en los charcos y pantarullas por las calles, alguna que otra vez.

Casi siempre viví cerca de ella, en la calle Castillo, sirviéndome muchas veces para saber la hora que era, si las campanas tañían a rebato para sofocar un incendio, si el finado era hombre o mujer, o para casi haber sido un polideportivo en el que en la explanada de la parte norte se jugaba al fútbol y en el paño del costado de la puerta sur se jugaba a pelota vasca cuando estudié en la academia Nebrija que estaba enfrente. Impresionante contemplar el espectáculo de los chavales mayores que se dedicaban a cazar vencejos -aviones les llamábamos- con una caña de cuyo extremo salían dos largos cables con los que se atizaba a esos pájaros en su revolotear ruidoso 'enrededor' del templo, cuando volaban bajo.

En aquellos tiempos nunca me pregunté en qué años comenzó a edificarse, quién tomó la iniciativa, quién lo financió, que misión se le encomendó al clérigo o clérigos que la gobernaron, qué influencia tuvo en la ordenación del territorio y cuáles fueron los valores que insuflaron a la población, o cómo eran socialmente las gentes a las que iba dirigida.

Hoy, al cabo de más de 60 años, sí me lo pregunto porque sí conozco lo que pasó con la mayoría de las construcciones de las iglesias en el País Vasco y cuáles fueron sus funciones. Eso me ha llevado a preocuparme por la iglesia de mi pueblo en la que hice la comunión y la confirmación. ¿Recuerdan aquello que se decía de «el obispo de Coria me dio un pescozón para que no se me olvidara la Confirmación»?

Si alguien tiene curiosidad, en la biblioteca de Miajadas hay un interesante libro de Ángel Bernal Estévez, 'Poblamiento, transformación y organización social del espacio extremeño – siglos XIII al XV'. Recomiendo su lectura, servidor lo ha hecho.

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