Desde la distancia: «No entiendo el unir la persecución de las brujas con una lucha por los derechos de las mujeres»
OPINIÓN ·
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ANTONIO GUTIERRO CALVO
Miércoles, 26 de marzo 2025, 18:35
Reconozco haberme visto sorprendido grandemente por el lema elegido para la celebración del Día Internacional de la mujer en Miajadas y pedanías: 'Somos las nietas de todas las brujas que no pudisteis quemar'. ¡Ahí es nada lo del ojo y lo llevaba en la mano! Jamás había oído esa expresión, ni barrunto lo que se ha querido expresar con ello, y mucho menos tratar de unir la persecución de las brujas con una lucha en pos de los derechos de las mujeres.
Por aquí por estas tierras cercanas a la cuenca del río Bidasoa, por los montes que separan la parte de la Navarra española y la Baja Navarra francesa, unidas política, lingüística y religiosamente durante muchos años, las conversaciones y lecturas sobre las brujas es algo que se da con cierta cotidianeidad. Hay una literatura abundantísima al respecto. A muchos les sonará la población de Zugarramurdi, sus brujas, sus persecuciones y su juicio en Logroño. Es un pueblecito precioso de poco más de 200 habitantes, erigido en lo alto de una loma, en la vertiente pirenaica francesa, muy cercano a otras poblaciones vasco-francesas, como Sara, Askain, Aihnoa y cerca de las navarro-españolas, Urdax, Dancharinea. Si tienen ocasión de visitar la zona no se lo pierdan.
El tema de las brujas de Zugarramurdi ha estado unido siempre a su cercanía-contraposición con el cristianismo, con una concepción mágica de la existencia y con las ideas y supersticiones paganas. Todo ello dentro de unas sociedades sometidas a las creencias en el poder de magos, brujos y hechiceros, unas sociedades rurales con unas ideas y supersticiones paganas completamente alejadas de las ciudades y de las zonas industriales. En el fondo se trataba de un fenómeno de histerias colectivas contra la magia y la brujería que convirtió la magia en un delito.
Vivimos unos tiempos en los que está todo permitido si hablamos de feminismo. Ha desaparecido la palabra 'sexo' y se ha cambiado por 'género', cuando en realidad son dos cosas diferentes. Cuando hablamos de sexo nos referimos a naturaleza, biología. Por el contrario, cuando decimos género nos referimos a cultura, comportamiento. Es decir, el género es el comportamiento esperado de una persona en función de su sexo.
Permítanme recomendarles un par de libros, 'Las brujas y su mundo' de Julio Caro Baroja y 'Las brujas de Zugarramurdi' de Mikel Azurmendi. De nada.
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