Desde la distancia: 'Nunca llueve a gusto de todos'

OPINIÓN ·
Este año los campos cuentan con agua, pero algunas cosechas se han echado a perder

ANTONIO GUTIERRO CALVO

Sábado, 31 de mayo 2025, 12:52

Un cierto amigo de Miajadas suele decirme con frecuencia: «J..er los vascos tenéis de tooo, por tener, tenéis hasta agua de sobra». Esto lo suele decir cuando ve por los telediarios que, por estas tierras lindantes con el Cantábrico con Navarra y con Francia, más de una vez al año, se da larga a los pantanos antes de que rebose el agua.

Es cierto, suele pasar, pero claro hay que tener en cuenta que la capacidad de embalse del agua en Euskadi/ País Vasco y en Extremadura no es la misma. Tampoco los kilómetros cuadrados de territorio ni número de habitantes. En Euskadi tenemos una capacidad de embalse de 252 hectómetros cúbicos (digo bien, no es un error) y en Extremadura de 14.444 hm3. Los kilómetros cuadrados de Extremadura son 41.600, con una población de 1.054.000 habitantes, y en el País Vasco tenemos una extensión de 7.234 km2 y una población de 2.227.000 habitantes. Es fácilmente comprensible que, debido a la abundancia de lluvias repartidas por casi todo el año, haya que aliviar los pantanos de vez en vez, para que no se produzcan desgracias.

Como pueden ver mis paisanos la diferencia estructural es importante. También lo son los consumos de agua. La mayoría del consumo en Euskadi va al consumo doméstico, un 67%, y en Extremadura la gran mayoría va para regadío, aproximadamente el 80%.

Veo a través de la web 'embalses.net' que el Tajo tiene embalsada agua de un 85% de su capacidad y que el Guadiana, del que se surte nuestro pueblo, sus pantanos están al 71%. No hay duda de que este año se podrá sembrar de todo, al menos por falta de agua no será.

Bien es cierto que, como se ha dicho siempre, 'Nunca llueve a gusto de todos' y es más que probable que muchas cosechas, de una u otra planta, se hayan estropeado por agua en demasía. Lo de gobernar las nubes del cielo es una cosa «mucho complicao», expresión que se atribuye por aquí a los navarros de la zona de la ribera del Ebro.

En fin, no hay mal que por bien no venga. Pobres pozos de las casas de los labradores, ¿qué será de ellos?, que servían para dar de beber a las bestias, para regar macetas y para refrescar la calle y el parador y para llenar barreños, después de calentar el agua al sol, para que se bañaran los bebés.

¡La vida cambia!