Algunos agricultores están optando por el cultivo del olivar superintensivo cedida

Desde la distancia: «Hay que tratar de encaminar la producción hacia otros sectores u otra manera de hacer las cosas»

opinión ·

Las subvenciones se acaban y, mientras se mete dinero en actividades sin futuro, se están cerrando puertas a nuevas inversiones que sí lo tienen

antonio gutierro calvo

Sábado, 1 de mayo 2021, 19:19

En gran medida la economía miajadeña es una economía subvencionada y, además, de forma generalizada. No es que unos pocos tengan acceso a la subvención y los otros no. Es lo que muestra con absoluta claridad la web del Ministerio de Agricultura en su apartado Política Agraria Común, Pagos y Ayudas de la PAC en la que aparecen todos los municipios de España, por provincias, uno por uno, con detalle de personas, empresas o asociaciones, concepto de la percepción e importe. Por norma de la CEE, por requerimiento de la necesidad de transparencia, se está obligado a ello. Cualquiera puede acceder a esa información, no es reservada, es pública.

He accedido a esa información y veo que en Miajadas han percibido ayudas (referidas al año 2019) 702 contribuyentes, entre particulares, empresas y asociaciones privadas y públicas, de las que 135 son mujeres. El total de las percepciones ha significado un monto de 16.033.244,39 euros. Es una pasta. No digo que esté mal o que no sea justo, me remito a exponerlo.

Teniendo en cuenta, además, que estos días el Instituto de Estadística de Extremadura ha hecho pública su proyección de población para 2.035 en el que para la comarca de Miajadas-Trujillo prevé una disminución del 15% de su población, las perspectivas no son nada halagüeñas. Por si fuera poco, para el conjunto de Extremadura prevé que la población para esa fecha de personas mayores de 66 años supondrá el 29%. Una población terriblemente envejecida.

Mi deseo al publicar estas líneas es dar un pequeño aldabonazo para decir que así no se puede seguir porque se va cuesta abajo y sin frenos. Uno que lleva viviendo casi sesenta años en una zona industrial ha visto lo que ha pasado con las actividades económicas que se mantenían gracias a las subvenciones, en un momento determinado se acabaron. La minería de Asturias-León es un ejemplo paradigmático. Mientras se mete dinero en actividades sin futuro, se están cerrando puertas a nuevas inversiones que sí lo tienen. En Extremadura lo de la zona del tabaco en Talayuela es un pequeño ejemplo. En algún momento las subvenciones disminuyen o se acaban.

De fácil no tiene nada, pero hay que tratar de encaminar la producción hacia otros productos u otra manera de hacer las cosas. De no hacerlo el precio es la decadencia suave pero imparable.

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