DESDE LA DISTANCIA: «Las únicas vacaciones eran la Feria de Agosto compaginada con los baños en la Laguna Nueva»
OPINIÓN ·
Tiempos de sacar el colchón al corral y dormirse mirando las estrellas, de despertarse con el canto de algún gallo, de sacar la hamaca o alguna silla y pegar la hebra con algún vecino en esas calurosas noches de veranoANTONIO GUTIERRO CALVO
Martes, 24 de agosto 2021, 22:28
Tiempos de la Feria de Agosto, de sacar el colchón al corral y de dormirse mirando las estrellas, de despertarse con el canto de algún gallo, de tener las casas bien cerradas todo el día para que no se meta el calor. De sacar la hamaca, o alguna silla y pegar la hebra con algún vecino, en esas calurosas noches de verano. Tiempo de hablar bajito, sin prisas. Tiempos en el que se barría el frontal de la casa y se regaba el suelo echando agua con la mano desde algún cubo de zinc sujetado por el asa, mientras desde el interior salía el sonido de alguna emisora de radio (¿Radio Intercontinental Madrid?).
Tradicionalmente en nuestro pueblo, como todo pueblo agrícola, tiempo en el que más trabajo ha habido. Momento de la recogida de los productos del campo. Cuando bien por jornales o por venta de productos se obtienen algunas perrillas que ayuden a pasar el largo invierno. Tiempos en que para la siega venían gentes de otros pueblitos a los que se les motejaba de «marruchos».
Es, o ha sido así, no lo sé. Hace muchos años que no paso un verano en el pueblo. Probablemente todo haya cambiado, como la época de vacaciones. No recuerdo a nadie preguntando eso de ¿A dónde vas a ir este año de vacaciones, a Benidorm, a Punta Umbría, a Matalascañas? El vocablo vacaciones ni existía. Los únicos que teníamos vacaciones éramos los niños, e incluso vacaciones de aquella manera. Más de uno tenía que echar una mano en casa con el ganao, espigando, o recogiendo esto o aquello. Las únicas vacaciones eran la llegada de la Feria de Agosto compaginándola con los baños en la Laguna Nueva (compartiendo espacio con los animales que acudían a beber y a refrescarse, además de alguna que otra sanguijuela y culebrilla de agua), lo que obligaba en más de una ocasión a meterse en el pozo de la laguna del Regajo para limpiarse el cuerpo.
Tiempos en los que el dinerillo que te daban servía para tomarse una gaseosa compartida con otros, con el añadido de hielo rascado con un cepillo de ¿alambres? Más alguna monedilla para montar en los cacharritos. En los tiempos que corren hay alguna gente que no comprende la vida sin vacaciones. Pues sí, otras veces no las había y ¡oiga! no pasaba nada.
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