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Emilio Naranjo con algunos de los vinos expuestos en el local.
«La filosofía de mi negocio se basa en saber sobre el vino y amarlo»

«La filosofía de mi negocio se basa en saber sobre el vino y amarlo»

El miajadeño Emilio Naranjo abrirá las puertas de su nuevo negocio, Alarije, dedicado al análisis, venta, cata y distribución de la bebida

Jairo Pino Mendoza

Lunes, 27 de noviembre 2017, 12:29

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«In vino veritas». La expresión latina es atribuida a Cayo Plinio Cecilio Segundo, más conocido como Plinio el Viejo. Se podría traducir como «En el vino está la verdad». El proverbio ha sido utilizado por Emilio Naranjo Collado para adornar su nuevo local de la calle Puente dedicado al análisis, venta, cata y distribución de vinos. El negocio, que abrirá sus puertas próximamente, responde al nombre de Alarije, en una clara alusión a la variedad de uva blanca de vino autóctona de Extremadura, prácticamente desaparecida en la actualidad.

El proyecto nace como planteamiento de una referencia comarcal a nivel enológico para fomentar la cultura del vino. Según palabras de Naranjo, «la filosofía del negocio será saber sobre el vino y amarlo». Surge con motivo del gran desconocimiento en torno a la cultura de la bebida y tratará de rellenar ese vacío creando una conciencia que vaya dirigida a aumentar el deseo de saber sobre la enología y disfrutar con el vino.

De esta forma, varios son los objetivos que persigue Emilio Naranjo, enólogo de profesión, con la creación de su nueva empresa. El lugar pretende ofrecer formación y asesoría técnica y teórica, descubrir atractivos y diferentes vinos ajenos a los circuitos comerciales de las grandes distribuidoras, brindar un lugar de catas y degustación en un ambiente agradable, y elaborar y envasar vinos propios para su comercialización y distribución.

El miajadeño lanza un dardo contra las grandes empresas comercializadoras que, según él, «colocan en las grandes superficies cuatro vinos que no tienen gran calidad». Su gran sueño es llegar a un establecimiento y ver cómo ofrecen una de sus propias bebidas allí. En el lugar hay habilitado también un laboratorio donde se dará un servicio al mundo artesanal del vino de pitarra. «Esta variedad hay que vigilarla y cuidarla porque, al ser vinos elaborados de una manera artesanal, digamos que tienen una vida muy corta», explica el enólogo.

Los grandes amantes del vino podrán tomarse como suyo el espacio, ya que el miajadeño buscará promover la creación del «club de los amigos de esta bebida». El objetivo de dicho grupo sería viajar y descubrir nuevos vinos, y reunirse con cierta asiduidad para catas y jornadas. Reconoce que en Miajadas hay grandes aficionados a este mundo, pero considera que «muchas veces hacen falta propuestas o que alguien tenga la iniciativa de impulsar ideas hacia adelante»

Naranjo considera el vino como «un elemento integrador en las relaciones humanas, vínculo de amistad y personaje principal en cualquier reunión social o familiar». Por este motivo comenzó su andadura emprendedora hace apenas unos cinco meses después de varios sinsabores laborales.

Curiosidad

El miajadeño siempre tuvo curiosidad por el mundo del vino y esa transformación del azúcar en alcohol. Con el tiempo, su curiosidad derivó en deseos de saber y conocer los entresijos de la enología, por lo que se marchó a Madrid en los años 80 para estudiar en la Escuela Nacional de la Vid y del Vino. Apenas tenía 19 años por aquellos entonces. Al convertirse en enólogo se daría cuenta de que el vino estaría acompañándole durante toda su vida.

Probó muchas variedades durante su etapa formativa y después de ella. Y tras acabar sus estudios siguió estudiando, trabajando y leyendo. Ahora, a sus cincuenta y tantos, emprende esta nueva andadura para incentivar el consumo del vino frente a otras bebidas que considera menos saludables, convencer de que hay un tipo de esta bebida para cada persona y aconsejar para el acierto en su elección, ya sea rosado, dulce, tinto, con aguja, con madera, sin madera, ácido o azul. «Es la bebida más saludable que hay, por no hablar de lo bien que le sienta al alma», explica de forma romántica un buen amante del vino.

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