Un grupo de vecinos se disfrazó y representó la cabecera de 'Aquí no hay quien viva' E.P.
Cómo mantenerse ocupados durante el periodo de aislamiento: Disfraces
Sociedad y Salud ·
La costumbre de disfrazarse se utiliza como una válvula de escape, y saber reírse de uno mismo es una gran terapia para afrontar los problemas y tomar distancia de ellos
Con la llegada de un viernes como éste son muchos los que dicen que ya les da igual el día que sea, de hecho algunos ni son conscientes de que llega el fin de semana, efectos de la Cuarentena, que hace que todos los días sean iguales.
Sin embargo, también son muchos los que siguen apreciando los viernes, sábados y domingos aunque sea desde el interior de sus casas, más valorados aún por esos ciudadanos que aún siguen trabajando fuera de casa para que no falten los servicios esenciales, y necesitan liberar un poco el estrés de toda la semana o semanas que dejamos atrás.
A estas alturas del aislamiento a más de uno se le ha ido un poco la cabeza, para bien y para mal, ya que hemos podido ver todo tipo de casos, aunque en su mayoría ha sido para bien. Los balcones se han convertido en auténticos escenarios donde desplegar dotes artísticas y hacer reír a los vecinos, amenizarles un poco más la estancia en casa, una labor, una contribución, que a veces puede pasar desapercibida.
Si echamos la vista atrás, no hace ni dos meses que los ciudadanos disfrutaban del Carnaval sin mayor preocupación, sin tener consciencia de la importancia del Coronavirus, de su llegada a nuestro país y a tantos otros, sin tan siquiera imaginar que, a día de hoy, estaríamos viviendo esta situación. Por ello, los disfraces no tienen que estar demasiado escondidos aún, seguro que más de uno podría echar mano de ellos sin tener que pensar dónde los guardó.
Donde unos pueden ver una idea descabellada, otros pueden encontrar el plan del fin de semana, incluso los hay que ya lo han puesto en práctica: disfrazarse. Coger el disfraz de Carnaval de Capitán América de este año, el de unicornio del año pasado, incluso confeccionar uno con lo que encontremos por casa y convertirnos en el Joker utilizando una americana, sombras de ojos y carmín, o ponernos de acuerdo con los vecinos y representar 'Aquí no hay quien viva' como hizo una comunidad de Torrevieja.
El disfraz es lo de menos, la risa es lo de más. Salir a aplaudir al balcón de esa guisa y arrancar las carcajadas de los vecinos, esos a los que ni tan siquiera conocías antes de comenzar esta crisis sanitaria, hacerles olvidar por un rato el porqué de esos aplausos, el porqué de este confinamiento.
Sin duda los niños serán quienes más disfruten de esta iniciativa, ya sea viéndolo o disfrazándose ellos mismos, algo que les encanta hacer sea o no Carnaval.
Risoterapia
La costumbre de disfrazarse data de hace miles de años, de hecho los romanos ya se disfrazaban en las 'Saturnales', fiestas en las que durante tres días consecutivos se olvidaban del orden establecido y se entregaban a fiestas y saraos. La disimulación, el engaño, la burla, el poder ser otro o el verdadero ser de ese individuo, sea como sea, miles de personas buscan esta transformación como válvula de escape, dar rienda suelta a la creatividad y la fantasía.
Saber reírse de uno mismo es una gran terapia para afrontar los problemas, ya que al reír ante la adversidad se toma distancia de ella. La risoterapia hace liberar endorfinas, una de las glándulas de la felicidad, a la vez que permite ganar autoestima. Se dice que a algunas personas cuando tienen miedo les da por reír, ya que no es sino un mecanismo de defensa.
Día a día, en los balcones, podemos ver cómo las personas afrontan esta situación de las más diversas formas, no significa que se rían del problema, sino que intentan aceptarlo y afrontarlo de la manera que les hace más fuertes: la sonrisa, y ésta sí debería ser contagiosa.
Vamos, que ya queda un día menos. #YoMeQuedoEnCasa
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