
REDACCIÓN HOY MIAJADAS
Lunes, 18 de julio 2016, 17:48
El próximo miércoles, 20 de julio, los mayores de la residencia San Martín de Porres van a disfrutar del deporte en los jardines junto con los niños del campamento Cruz Roja. Violeta, la fisioterapeuta de la residencia, ha preparado una tabla de ejercicios para que niños y mayores puedan disfrutar juntos practicando deporte.
Está comprobado que el ejercicio físico es fundamental en el mantenimiento de la salud, funciona como medicina preventiva y es esencial tanto para prevenir, como para tratar diferentes enfermedades, sobre todo las circulatorias y las de corazón. Sus beneficios, tanto en niños como en mayores, sobre la estabilidad emocional y la autoestima son indiscutibles. Estos efectos positivos a su vez repercuten en las relaciones con los demás favoreciendo la extroversión y las relaciones sociales.
En la residencia de mayores San Martín de Porres dan mucha importancia a las actividades de carácter intergeneracional, ya que según numerosas investigaciones, la participación en actividades intergeneracionales posibilita experiencias placenteras para las personas mayores y mejora su autoimagen al incrementar su sentimiento de ser útiles para los demás. Incluso personas mayores que se encuentran en centros residenciales y personas dependientes pueden participar en programas intergeneracionales y beneficiarse de este tipo de interacciones, aumentando su movilidad y la interacción social y reduciendo sus tiempos de sueño o somnolencia.
Los niños y jóvenes obtienen también beneficios positivos en su participación en programas intergeneracionales, ya que mejoran sus habilidades sociales, sobre todo la empatía y la tolerancia hacia el diferente; obtienen mejores resultados académicos; y tienen menos riesgo de participar en comportamientos de riesgo social.
Además, las relaciones intergeneracionales proporcionan algo que no se puede conseguir en ningún otro lugar. Estas relaciones conectan a unos y a otros con el pasado, con el futuro y con el fluir de la vida. Cuando niños y jóvenes tienen relaciones cercanas con personas mayores, mejoran su autoestima y empiezan a tener un mayor conocimiento de sí mismos. Los mayores que participan en actividades con niños y jóvenes pueden afrontar mejor el estrés, tolerar mejor la frustración y tener una mayor perspectiva de los acontecimientos, siendo capaces de analizarlos mejor y de manera más objetiva.
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