El enfrentamiento entre miembros de la derecha y la izquierda que dejó cuatro muertos

El pasado 20 de agosto se cumplían 84 años desde que en la localidad acaecieran lo que los periódicos de la época catalogaron como «sangrientos sucesos motivados por la declaración de una huelga». Al parecer, tuvo lugar un conflicto de carácter social en el que se enfrentaron obreros campesinos de Miajadas con la fuerza pública y que acabó con un balance de cuatro muertos y varios heridos.

La llegada, ya por la tarde, de autobuses repletos de agentes de la Guardia Civil daba cuenta de la gravedad de los disturbios. Según las declaraciones realizadas por el Gobernador Civil, los obreros campesinos de la localidad intentaron celebrar una manifestación. La situación fue a más, cerraron algunos bares y pretendieron deshacer el mercado de ganado que se celebraba en esos momentos.

A partir de ese momento, varias son las versiones que recoge la prensa escrita coetánea. Unos decían que alguien sacó una pistola y otros, que individuos de izquierda comenzaron a arrojar piedras. Lo cierto es que en ese momento fallecieron Inés Cintero Ossorio (de 43 años y casada), Ildefonso Justiniano Carrasco Pulido (jornalero de 27 años) y Manuel Ordóñez Roldán (de 37 años, casado y secretario de la Casa del Pueblo de Miajadas). El nombre de la cuarta persona fallecida no trascendió. El balance se saldó también con numerosos heridos en su mayoría por perdigones.

Hasta aquí las versiones oficiales del suceso. Pero también existen otras de los implicados en la revuelta que recogen los diarios. No dudan los periódicos en etiquetar a los implicados de «socialistas» y distinguen a la localidad como «uno de los pueblos más importantes y ricos» de la provincia y como «feudo del socialismo». Por este motivo, según el diario ABC en su edición andaluza, en la localidad, «desde el advenimiento de la República, todo el vecindario ha vivido sometido al capricho y arbitrariedad de los dirigentes de la Casa del Pueblo y del alcalde y demás munícipes socialistas».

Y prosigue un párrafo más abajo: «los altercados, los atropellos, los desmanes, las agresiones y las vejaciones a los propietarios y elementos de derechas más o menos republicanas, han sido una serie ininterrumpida en estos últimos tiempos, hasta que se ha llegado al trágico desenlace».

Finalmente, tras atender a las versiones oficialistas y a las de los implicados, el diario ABC sacó su propia conclusión. El conflicto estuvo motivado por el descontento de los aparceros con la actuación del juez municipal que pertenecía al partido Acción Republicana. Ese enfado se manifestó en la huelga que recorrió las calles de la localidad para pedir la destitución de dicho juez municipal.

Seguidamente, tras deshacer el mercado de ganado porcino, los huelguistas se dirigieron a un casino que calificaron «de derechas». Los que allí se encontraban, ante la actitud de los socialistas, huyeron y se refugiaron en la iglesia seguidos por los miembros de la Casa del Pueblo.

Piedras

Fue justo en este momento cuando intervino la Guardia Civil. Los agentes aseguraron en sus declaraciones que contra ellos fueron arrojadas infinidad de piedras por los miembros de la Casa del Pueblo, lo que se tradujo en guardias lesionados, tricornios destrozados y fusiles rotos. Más tarde, comenzó el tiroteo por las dos partes implicadas y por la Benemérita.

Para instruir el sumario por los sucesos fue nombrado el juez especial Alfredo García Tenorio, del Juzgado de Instrucción de Don Benito. Tras los altercados, el pueblo se quedó consternado y los ánimos siguieron excitadísimos con numerosos detenidos. Entre ellos, el alcalde y tres serenos, y otros tres individuos del grupo de derecha.