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Jairo Pino Mendoza
Jueves, 31 de agosto 2017, 17:25
«Retablo folklórico de la alta Extremadura». Así titula el periódico ABC un reportaje fechado el día 2 de enero de 1960 en el que desgrana el folklore de pueblos cacereños como Zorita, Jaraíz de la Vera o Serradilla. Entre los párrafos hilados por el escritor Valeriano Gutiérrez Macías, que acostumbraba a dedicar ensayos a la ciudad de Cáceres, destacan también los dedicados a la cultura y tradición miajadeñas.
«Es proverbial la riqueza de los campos de Miajadas, villa situada al sur de la provincia. Con jugoso pasado, vestigios de tiempos romanos, tuvo extraordinaria importancia en la época de los Austrias, y posee notables monumentos herrerianos, como la iglesia parroquial de Santiago y El Palacio», comienza Gutiérrez su espacio dedicado al municipio.
También subraya el ensayista que Miajadas «se honra con ser la cuna del invicto teniente Saturnino Martín Cerezo, que con el aliento de los más excelsos capitanes mantuvo enhiesta la bandera de España en Baler y recogió los laureles a quienes se desposan con la gloria».
Tras hacer esta primera introducción, Gutiérrez pasa a describir el traje típico femenino de la localidad, del que destaca su «singular belleza y colorido». «Este indumento consta de jabón negro de terciopelo con puntilla en el cuello y mangas, pañuelo de puntilla, refajo de paño o tejido -lo mismo uno que otro llevan cenefas en otros tonos picados con tela puesta encima-, mandil negro bordado con abalorios que llega hasta el borde del refajo, pañuelo de cien colores, medias hechas a mano en colores y con cenefa, y zapatos de pana medio tacón y completamente cerrados».
Peinado
Los lectores del reportaje también pudieron hacerse una idea de cómo iba peinada la muchacha miajadeña con, según el escritor, «moño de picaporte, raya al medio y dos rodetes pequeños, uno a cada lado, por encima de las orejas». El aderezo también estaba constituido por «pendientes grandes de herradura o de siete picos y gargantilla con pedentif (colgante)».
El escritor cacereño aprovecha sus últimas palabras sobre la localidad para referirse a la forma mediante la que los mozos invitaban a bailar a las muchachas. «A tus pies me arrodillé / ramito de mejorana / si quieres que me levante / dame la mano, serrana», les gritaban. Para poner punto y final, Gutiérrez deja hueco para una jota miajadeña cuyo estribillo dice: «Vente por aquí / vente por allí / que si no te vienes / me voy a morir / me voy a morir / me van a enterrar / en el camposanto / de la libertad».
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