Jairo Pino Mendoza
Lunes, 16 de octubre 2017, 11:11
El 26 de julio de 1975, un pescador encontró un cadáver sobre las aguas del río Nepille en la localidad francesa San Juan de Luz. Sobre el pecho del cuerpo los asesinos habían grabado con una navaja la inscripción ETA-V. Apenas un año después, tras las laboriosas investigaciones de la policía y gracias a la etiqueta de un sastre, se supo que se trataba del cuerpo de Valentín Parras Tostado, nacido en Miajadas el 27 de abril de 1935.
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Al parecer, su asesinato se debió a que fue confundido por la banda armada con un miembro de Antiterrorismo ETA, organización terrorista parapolicial que actuó contra la banda. Según declaró la hermana de Valentín, la confusión se debió a que el miajadeño se había trasladado al sudoeste francés para trabajar y en su carné de identidad figuraba como estudiante. En esos momentos la tensión era muy grande en el País Vasco francés, lugar de refugio para muchos etarras tras las operaciones policiales en España.
El caso de Valentín Parras fue el primero de una serie de torturas llevadas a cabo por ETA durante años posteriores. Según la autopsia, el cuerpo de la víctima presentaba lesiones producidas mediante técnicas de tortura como fracturas múltiples en falanges de los dedos, quemaduras en varias partes del cuerpo, uñas extraídas, cortes en algunas partes del cuerpo y lesiones en los ojos con objetos punzantes. El mismo informe forense detalló que la causa de la muerte había sido el estrangulamiento, realizado de forma previa a al traslado y lanzamiento del cuerpo al agua.
El caso cayó en el olvido hasta que el miembro de ETA Benito Zumalde, más conocido como El Cabra, confirmó la autoría de ETA en su libro de memorias Las botas de la guerrilla acusando a la víctima de ser miembro de los servicios de información. En la página 378 de dicha publicación Zumalde hace el siguiente comentario: «Otro individuo (este perteneciente al Servicio de Información del Ejército Español) es cazado en San Juan de Luz, interrogado y ajusticiado. Su cadáver aparece el 26 de julio en la ría de La Nivelle. Según la Policía, estaba maniatado y tenía sujetos sus pies a un bloque de cemento»
Curiosamente, a día de hoy Valentín Parras Tostado no está incluido todavía en las listas oficiales de las personas asesinadas por la banda armada.
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