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Una Semana Santa vivida en el interior de los templos
sociedad y religión ·
Tras dos años sin poder celebrar los misterios de la vida de Cristo, la Parroquia de Belén y la Iglesia de Santiago han acogido a sus fieles con mayor ilusiónMiajadas, como el resto del país, ha vivido esta Semana Santa tan poco habitual en el interior de los templos, 'una Semana Santa de reflexión'.
El padre Pedro Sánchez, de la Parroquia de Belén, se alegra de al menos haber podido celebrarla este año con más normalidad que el anterior, aunque haya tenido que ser de esta forma y con un aforo reducido. Los fieles no han querido faltar a la cita de cada misa puesto que, como comenta el padre, para ellos es importante la fe: «A la gente le gusta expresar lo que siente, y eso es muy humano, ese es el sentido de las procesiones. La forma de alimentar la fe es reunirnos, y este año lo hemos hecho dentro de los templos».
Cuenta que el año pasado aprendieron a compartir la palabra mediante las redes sociales, algo que continúan haciendo, con momentos de oración, canciones, fotografías de otros años,… «Todo lo que ayude a vivir esta experiencia de una forma más interior, no tan volcados en la calle».
El padre Enrique Gómez, de la Iglesia de Santiago, hace una muy buena valoración de cómo ha transcurrido esta Semana Santa atípica que ha contado con una gran colaboración tanto en lo que respecta a la gente de la parroquia como en la participación en todas las celebraciones: «Aunque no hayamos podido salir, dicen que la procesión va por dentro. Hemos querido unir la celebración de la fe con la celebración de la vida, cómo la fe nos ayuda a vivir esta situación sanitaria que nos ha tocado vivir valorando lo que tenemos».
Adaptar los misterios a la vida interior

Durante la misa de Jueves Santo, bajo la idea 'Un pan partido y compartido', algunas personas subieron al altar a expresar que en su vida ha habido 'un pan compartido', tanto en el apoyo que han sentido al perder a alguien como en las ayudas dadas a otras personas que lo necesitan. El Viernes Santo, 'La memoria de la pasión', celebraron la pasión en la vida.
Por su parte, el Sábado de Gloria y el Domingo de Resurrección, lo que en la Iglesia es la celebración de la vida de Jesús, celebraron la vida de las personas. El domingo los niños expresaron ésta mediante tres símbolos: el agua como generadora de vida, el fuego como fuente de calor y el cirio como símbolo de luz.
El padre Enrique explica que han tratado de sacar fuera lo que las personas llevan por dentro, visto desde estos misterios: «Creo que esto nos está dando una lección de vida para tratar de entender y profundizar en lo que auténticamente la persona vive en estos aspectos de amor, entrega, pasión, cruz,… Tener una mayor vivencia interior, algo muy importante», concluye.
Y es que, si algo nos está dejando esta situación de pandemia, es el aprender a adaptarnos a las circunstancias y valorarlo todo aún más. De forma que, cuando pueda volver la 'antigua normalidad', no olvidemos lo que nos enseñó esta 'nueva normalidad'.
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