
La verdadera importancia del comercio local en las pequeñas poblaciones
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Los pequeños comerciantes dan vida, ambiente, empleo local y una relación de cercanía, porque la relación entre vendedor y comprador en los pueblos es diferenteComercio ·
Los pequeños comerciantes dan vida, ambiente, empleo local y una relación de cercanía, porque la relación entre vendedor y comprador en los pueblos es diferenteEl comercio local siempre ha sido una marca de las pequeñas poblaciones, una característica de sus calles. Cuántas veces nos decían nuestras abuelas: «Ve al comercio de 'fulanita' y tráete una barra de pan», o habremos escuchado a las vecinas conversando en la calle: «Voy a la peluquería de 'menganita' a hacerme la permanente». Y es que, 'fulanita' y 'menganita', tienen nombres y apellidos, incluso apodos, conocidos por todos los vecinos, y una vida que también todos conocemos, porque la relación entre vendedor y comprador en los pueblos es diferente.
La asociación de comerciantes y empresarios de Miajadas siempre ha defendido que el pequeño comercio es el principal impulsor de la vida del municipio, primordial ahora en su recuperación frente al Covid-19.
Comprar en el comercio local implica que la economía local siga circulando, ya que los beneficios van a familias cercanas y genera mucho empleo a nivel local. El tejido empresarial principal en nuestro país está formado por Pymes, ya que las empresas que más trabajadores contratan de la localidad son las tiendas, restaurantes, bares y pequeños negocios.
Al mismo tiempo animan la vida del pueblo, del barrio, dan ambiente y esto atrae a compradores de fuera, visitantes que se acercan a tomar algo o cenar, y turistas en general. Pasear por una avenida o localidad rica en comercios y escaparates es una atracción de ocio como otra cualquiera, una localidad vacía con locales cerrados no invita a los transeúntes ni a los vecinos a salir de casa. Además, la existencia de pequeñas empresas contribuye a que haya más seguridad en las calles, se mantengan más limpias e iluminadas.
Y, sobre todo, la calidez y cercanía con la que tratan a los clientes que, más que clientes, son vecinos, conocidos y amigos. Se han convertido en lugares de encuentro donde poder conversar con el trabajador o con algún vecino al que te encuentras allí por casualidad, una forma de mantener el contacto con la gente.
Durante el periodo de aislamiento en el estado de alarma, era muy reconfortante ver detrás del mostrador una cara amiga cuando ibas a comprar al comercio de alimentación, alguien que arriesgaba su salud para seguir trabajando y ofreciendo a los vecinos productos básicos que poder llevar a su casa. Y, cuando todo el comercio y hostelería pudo volver a funcionar, otra sensación diferente inundó a los clientes, el poder volver a ver todas esas otras caras amigas detrás de sus mostradores, transmitiendo que, poco a poco, todo volvía a la normalidad.
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